martes, 2 de septiembre de 2008

Desesperación

Qué pasa cuando no se siente desesperado, desesperadamente hundido, desgastado, como si los sueños de uno no alcanzaran o fuesen demasiado.

Se encuentra uno encerrado en sí mismo, con una gran depresión, sintiendo como el corazón nos oprime, como si de verdad este nos tratase de decir algo o se estuviese partiendo.

Es en esos momentos donde uno critica a la conciencia, a la realidad, a la apariencia de las cosas, que nos parece, por más exagerada que esta sea, cierta, horrendamente cierta.

Es el momento, en donde más o menos nos queremos, creemos merecer más o no os sentimos dignos de las circunstancias.

Es estar mareado, entre el dolor de cabeza y los problemas, buscamos respuestas que así no podemos encontrar y nos creemos cualquier mentira que nos podamos inventar en ese momento.

Después, invisiblemente ensangrentado, nos levantamos, seguimos mirando al suelo, para de repente fijar las pupilas en el cielo y despreciarlo por estar tan lejos. Ahí que lavarse la cara para quitarse la mueca, para salir de donde estemos, a odiar el mundo en silencio, porque en ese momento somos incapaces de hacer algo más.

Hasta que el destino, el sueño, la calma o la compañía, nos cosa las heridas, nos mire a los ojos y nos diga algo que sabemos pero que no se nos ocurrió decir.

Y entonces termina la desesperación, y estamos listos para avanzar hacia el infinito que nosotros queremos.

0 Consideraciones: